
La Matanza está peor que Rosario, llena de narcos y ladrones, mientras su intendente viola empleadas: la historia de la "mujer martillo"
Una farmacia de barrio, una zona peligrosa y un horario no tan bueno, configuran un escenario ideal para la práctica de un delito, si de La Matanza se trata. La noche acechaba amenazante y hostil en la zona que delimita las fronteras peligrosas de tres localidades difíciles del distrito más poblado y pobre del país. Los militantes del delito de Villa Madero, Villa Insuperable y La Tablada, abrevan ansiosos en la populosa y transitada esquina de Av. Crovara Av. San Martín. Allí, una farmacia de turno y una vecina tocando el timbre para comprar medicamentos.
El frente de la farmacia Corneo, ubicada en Av. Crovara Av. San Martín, La Matanza.
Ana María había llegado en el micro 126 desde la zona del ex Regimiento de Infantería Mecanizada de La Tablada, bajó frente a la farmacia, cruzó Crovara y luego de llamar a la ventanita de atención de urgencias, esperaba que la reciban los profesionales para comprar unos remedios para ella y su hija. En ese momento, dos wachiturros se le acercan, gorrita en pelo sucio, caras de malandras y decididos a todo. Uno de ellos le pregunta la hora, Ana saca el celular y se fija, les canta las agujas y cuando guarda su teléfono en la bolsa, justo la atienden los farmacéuticos (y también los chorros).
El impresentable intendente violador Fernando Espinoza, faraón de La Matanza.
Como se ve en las imágenes, el ladrón que había preguntado la hora, le mete la mano por detrás de su hombro, cuando ella miró intuitivamente a los comerciantes que acababan de abrir la ventanita de aluminio y vidrio. Entonces, el “Espinozita boy” saca el celular de Ana con la ductilidad propia de un pianista eximio y sale corriendo por Crovara. Nuestra protagonista, otra víctima de malísimo intendente violador Fernando Espinoza, saca de su bolsa un martillo que lleva para estos casos, y con la misma habilidad del mismísimo pianista descrito antes, le parte la espalda de un martillazo al mugriento que la robó.
Las fotos del intendente Fernando Espinoza desnudo, que trascendieron hace algún tiempo, producto de su fastuosa intimidad sexual, comprando servicios de mujeres, fueron virales en redes sociales. Una verdadera vergüenza para la política.
Sin embargo, tal vez bajo los efectos de varias drogas, el pibe chorro siguió acelerando su corrida sin inmutarse. Otro robo impune en La Matanza, que avanza en el delito a pasos agigantados, mientras su intendente multimillonario vive en Puerto Madero, el barrio más rico y seguro del país. También, como política de Estado, el jefe comunal Fernando Espinoza, dedica su tiempo a acosar trabajadoras municipales. Una de ellas, lo denunció hace poco tiempo por violación. También se lo acusa por complicidad con los delincuentes que operan en su distrito, tanto ladrones como narcotraficantes.
La ubicación de la farmacia Corneo, ubicada en Av. Crovara Av. San Martín, La Matanza, donde sucedió el robo a la “mujer martillo”.